El Dji Mavic Air mejora mucho las prestaciones del Hexo+

La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso. Hace meses disponía de un drone que se promocionó como lo último en aeronaves no tirpuladas, mediante una plataforma de “crowdfunding”, capaz de realizar por sí solo y de forma sencilla, diferentes maniobras automatizadas donde el protaginista de las tomas eramos nosotros mismos. Con una simple aplicación instalada en el smartphone, conexión bluetooth entre dispositivos y buena señal GPS en la zona de vuelo, disponíamos de un operador de cámara capaz de capturar vídeos aéreos a una altitud de 15 o 30 metros.

En este caso, era necesario colocar una videocámara de acción tipo GoPro en su estabilizador de 3 ejes, ya que no disponía de cámara integrada. Se podía decir que era un accesorio pensado para sacar mayor partido a las videocámaras de acción que tan de moda están. El Hexo+ tardó mucho en llegar a la producción desde el comienzo de su campaña de recogida de cofundadores.

Y es por eso que todas las bondades que tenía el Hexo+ quedaban obsoletas a pocos meses de llegar a las manos de sus compradores, ya que, cuando gigantes del sector como Dji -que entonces triunfaba con sus “Phantom” de manejo manual mediante emisoras- se ponen serios, no tardan mucho en sacar al mercado el mejor producto para hacer eso que necesitas. Primero fue el Mavic Pro, primer drone de Dji con funciones autónomas y un tamaño compacto gracias a sus brazos plegables y a un minúsculo estabilizador muy bien integrado en el conjunto, soportando una cámara capaz de grabar vídeo en 4K.

El Dji Spark llegó después para ofrecer un producto sencillo a aquellos sin pretensiones profesionales, mucho más compacto aún pero capaz de realizar vídeo de buena calidad y selfies desde un punto de vista que las cámaras tradicionales no pueden proporcionar por más soportes e inventos que tratáramos de buscar.

Pero faltaba un peldaño intermendio, un dispotivo más compacto y portable que el Dji Mavic Pro, pero con unas prestaciones similares en cuanto a calidad de captura, tiempo de vuelo y funciones inteligentes

Es ahí donde aparece y se sitúa el Mavic Air, con unas dimensiones algo más grandes que el Spark (relativas, ya que este no puede plegar sus brazos), pero notablemente inferiores a las del Mavic Pro, un tiempo de vuelo en óptimas condiciones climatológicas de unos 21 minutos capturando vídeo en resolución 4K a 30fps y 100Mbps, bien estabilizados gracias a un cardán mecánico de 3 ejes con amortiguadores dispuestos en un triangulo. La cámara dispone de un sensor CMOS de 1/2.3″ y 12 megapíxeles y un objetivo de f/2.8.

El Mavic Air puede grabar vídeos en slow-motion a 1080p 120fps, capturar foto con HDR y componer panorámicas esféricas a partir de 25 fotos, todo ello almacenado en su memoria interna de 8 GB, ampliable mediante ranura para tarjetas microSD, con puerto USB-C 3.0 para la trasmisión de datos.

El pack sencillo trae en la caja el drone dentro de un práctico forro donde no cabe nada más, pero muy útil para esas ocasiones en las que queramos llevar el Mavic Air en una mochila, con la idea de controlarlo desde el smartphone y su potente aplicación Dji GO4, dejando la emisora en casa. Incluso podemos controlarlo con la mano con la función SmartCapture, para despegar, moverlo sobre sus ejes horizontal y vertical y realizar fotos y vídeos a modo de selfies.

Pero lo más interesante son sus funciones inteligentes, como el ActiveTrack o los Quickshots, convirtiendo en una tarea mucho más fácil la captura de vídeos incluso sin tener experiencia previa en el uso de drones. El primero realizará un seguimiento de objetivos en movimiento, muy útil para capturar vídeos practicando actividades deportivas sin la necesidad de un operador de cámara externo. Tenemos 6 tipos diferentes de Quickshots -Cohete, Órbita, Dronie, Espiral, Asteroide y Boomerang-, realizando cada uno de ellos una maniobra sin perder de vista su objetivo con tan sólo tocar la pantalla del móvil. Si queremos controlar el drone de forma manual y dejamos el mando en casa, la app nos ofrece unos controles virtuales, aunque no son tan precisos como los sticks de la emisora.

Algo muy útil y necesario cuando una aeronave no tripulada se mueve de forma autónoma es la seguridad. El Mavic Air está dotado de un conjunto de cámaras y sensores capacez de detectar obstáculos, detenerse ante ellos o incluso esquivarlos y continuar. Dji denomina a este sistema FlightAutonomy y gracias a él, la aeronave observa sus alrededores y calcula su orientación.

Otro elemento esencial que encontramos en la caja es la emisora o mando de control. Si en lugar de ser nosotros mismos el objetivo a capturar, queremos grabar lo que nos rodea, la emisora nos permitirá sacarle al Mavic Air todo su potencial. Sus dimensiones para trasladarlo y almacenarlo son bastantes reducidas, resultando muy compacto cuando tiene todos sus elementos plegados sobre sí mismo.

Para ponerlo en funcionamiento desplegaremos sus dos antenas en la posición más adecuada para que la comunicación con la aeronave sea la más óptima posible. Sus sticks desmontables pueden guardarse en el propio mando. En su parte inferior tenemos dos soportes desplegables para sostener el teléfono móvil de manera que podamos tener acceso de forma cómoda a los controles proporcionados por la app Dji GO4. La pantalla de nuestro móvil nos mostrará en tiempo real todo lo que la cámara enfoque con una resolución de 720p, hasta una distancia máxima de 4 kilómetros, mediante una transmisión wifi de vídeo mejorada en una banda de frecuencias dual de 2.4/5.8 GHz, siendo además compatible con las Dji Googles.

Terminando con el análisis del contenido de la caja, tenemos el cargador para alimentar la batería inteligente de la aeronave, la cual dispone de funciones configuradas por defecto para que modifique su nivel de carga si transcurre un largo período de tiempo sin encender el drone, con el fin de alargar su vida útil.

Tenemos un cable USB y un adaptador para cargar la batería de la emisora, tres cables cortos para conectar dicha emisora al móvil con diferentes conectores (microUSB, USB-C y Lighting), un par de sticks de repuesto y cuatros protectores de hélices para volar en interiores con mayor seguridad.

Las primeras impresiones al manipular cada uno de los elementos es de tener delante un producto de muy alta calidad, donde cada detalle ha sido minuciosamente planificado. Las dimensiones de la aeronave son muy reducidas, siendo posible transportarlo dentro de su estuche sin ningún tipo de problema en una mochila tipo Camelback, dotada del típico bolsillo para llevar herramientas, repuestos y demás elementos habituales para salir al monte.

Desplegar sus cuatro brazos y prepararlo para el despegue es una maniobra que se realiza de forma rápida y sencilla, sin olvidarnos de extender las antenas de transmisión que cumplen al mismo tiempo la función de tren de aterrizaje de los brazos delanteros. Es esta situación sigue siendo un dispositivo de dimensiones muy reducidas.

El botón de encendido se enuentra en la propia batería, la cual tendremos que separar del drone para realizar las recargas. En la parte trasera se encuentra el botón de función, a través del cual configuraremos la aeronave para operar con la emisora, con el móvil o con gestos. Retiramos el protector del conjunto cámara-gimbal y listos para el despegue.

La aplicación Dji GO4 merece un análisis a parte por la gran cantidad de funciones que posee. Además de controlar los movimientos automáticos inteligentes, nos ofrece multitud de opciones para configurar los parámetros de la aeronave y de la cámara, y toda la información relevante durante el vuelo, como el tiempo restante de autonomía, velocidad de desplazamento, altitud, distancia con respecto al operador, coordenadas, mapa satélite…

Ahora toca hacerse con el manejo de la aeronave y familiarizarse con la aplicación Dji GO4 y todas las funciones inteligentes que ofrece, para capturar desde el aire las próximas actividades en bicicleta o realizando cualquier otra acttividad deportiva al aire libre.